lunes, 25 de enero de 2010

Texto y Modelo de Comentario Explicativo I

Opiniones respetables
Fernando Savater
En nuestra sociedad abundan venturosa y abrumadoramente las opiniones. Quizá prosperan tanto porque, según un repetido dogma que es el non plus ultra de la tolerancia para muchos, todas las opiniones son respetables. Concedo sin vacilar que existen muchas cosas respetables a nuestro alrededor: la vida del prójimo, por ejemplo, o el pan de quien trabaja para ganárselo, o la cornamenta de ciertos toros. Las opiniones, en cambio, me parecen todo lo que se quiera menos respetables: al ser formuladas saltan a la palestra de la disputa, la irrisión, el escepticismo y la controversia. Afrontan el descrédito y se arriesgan a lo único que hay peor que el descrédito, la ciega credulidad. Todas las opiniones son "discutibles" y esta condición no encierra demérito, como suelen creer quienes utilizan es calificativo para desacreditar las opiniones que no comparten ("eso que usted dice es muy discutible..."). Si una opinión no fuese discutible, dejaría de ser una opinión para convertirse en un axioma o en un dogma. Pero la palabra "discutir" encierra un sentido más fuerte que el de un simple intercambio de pareceres: etimológicamente quiere decir sacudir, derribar, zarandear algo para que demuestre si tiene sólidas raíces o incluso arrancarlo de su suelo nutricio para que las enseñe y puedan ser comprobadas. Así es sin duda como hay que proceder con las opiniones. Sólo las más fuertes deben sobrevivir, cuando logren ganarse la verificación que las legalice. Respetarlas beatamente sería momificarlas a todas por igual, haciendo indiscernibles las que gozan de buena salud gracias a la razón y la experiencia de las infectadas por la ñoñería pseudomística y el delirio.
Tomemos por ejemplo uno de nuestros debates televisivos de corte popular en el que se afronte alguna cuestión peliaguda como los platillos volantes, la curación mágica de las enfermedades o la inmortalidad del alma. Cualquiera de los participantes puede iniciar su intervención diciendo: "yo opino..". Pues bien, esa cláusula aparentemente modesta y restrictiva suele funcionar de hecho como todo lo contrario. Y es que hay dos usos diferentes, opuestos diría yo, del opinar. Según el primero de ellos, advierto con mi "yo opino" que no estoy seguro de lo que voy a decir, que se trata tan sólo de una conclusión que he sacado a partir de argumentos no concluyentes y que estoy dispuesto a revisarla si se me brindan pruebas contrarias o razonamientos mejor fundados. En ningún caso diría "yo opino" para luego aseverar que dos más dos son cuatro o que París es la capital de Francia: lo que precisamente advierto con esa fórmula es que no estoy tan seguro de lo que aventuro a continuación como de esas certezas ejemplares. Éste es el uso impecable de la opinión.
Pero en otros casos decir "yo opino" viene a significar algo muy distinto. Prevengo a quien me escucha de que la aseveración que formulo es mía, que la respaldo con todo mi ser y que por tanto no estoy dispuesto a discutirla con cualquier advenedizo no a modificarla simplemente porque se me ofrezcan argumentos adversos que demuestren su falsedad. Theodor Adorno, en un excelente artículo titulado "Opinión, demencia y sociedad" describe así esta actitud: «El "yo opino" no restringe aquí el juicio hipotético, sino que lo subraya. En cuanto alguien proclama como suya una opinión nada certera, no corroborada por experiencia alguna, sin reflexión sucinta, le otorga, por mucho que quiera restringirla, la autoridad de la confesión por medio de la relación consigo mismo como sujeto. » Este modelo de opinante convierte cualquier ataque a su opinión en una ofensa a su propia persona (o a su "identidad cultural", hoy refugio a la moda de los peores oscurantismos). Para él, lo concluyente en refrendo de un dictamen no son las pruebas ni las razones que lo apoyan sino el hecho de que alguien lo formula rotundamente como propio, identificando su dignidad con la veracidad de lo que sostiene. Como cada cual tiene derecho a su opinión, lo que nadie puede recusar, se entiende que todas las opiniones son del mismo rango y conllevan la misma fuerza resolutiva, lo cual destruye cualquier pretensión de verdad. Éste es el uso espurio de opinión.
En el debate televisivo al que antes aludíamos, cualquier pretensión de acuerdo sobre lo plausible suele quedar descartada de antemano. Quien insiste en que no se tome por aceptable más que lo racionalmente justificado sienta de inmediato plaza de intransigente o dogmático, vicios de lo más detestables. La resurrección de los muertos y la función clorofílica de ciertas plantas pasan por ser opiniones igualmente respetables: el que no lo cree así y protesta está ofendiendo a sus interlocutores, conculcando su básico derecho humano a sostener con pasión lo inverificable. La actitud de quien gracias a su fe particular "lo tiene todo claro" se presenta no sólo como perfectamente asumible desde la discreción cortés que prefiere no buscar camorra, sino hasta desde el punto de vista científico. En esos programas no hay disparate que no se presente como avalado por "importantes científicos". Si es así, ¿por qué nunca habíamos oído hablar de ello? Nos lo aclaran enseguida: porque lo impide la ciencia "oficial", mafia misteriosa al servicio de los más inconfesables intereses. Otros, menos paranoicos pero más descarados convierten la propia ciencia moderna en aval de la irracionalidad desaforada. Recuerdo un espacio televisivo en que se discutían los casos de "combustión espontánea" que aquejan a determinadas personas por causas impenetrables aunque probablemente extraterrestres. Un reputado físico argumentaba educadamente contra varios farsantes, todos los cuales tenían muy clara su "respetable" opinión. Cuando se mencionó el método científico, uno de los charlatanes -parapsicólogo o cosa semejante- pontificó muy serio: Mire usted: la ciencia moderna se basa en dos principios, el de la relatividad, que dice que todo es relativo, y el de incertidumbre, que asegura que no podemos estar seguros de nada. Así que tanto vale lo que usted dice como lo que digo yo y ¡viva la combustión espontánea!.
La filosofía arrastra una vieja enemistad contra la opinión, entendida en el infecto segundo sentido que hemos descrito. Y no porque la filosofía sea una ciencia en el sentido empírico del término ni porque tenga acceso privilegiado a la Verdad inapelable, sino porque su misión es defender el razonamiento dialógico entre las opiniones, la necesidad de justificar lo opinado no desde lo inefable, lo irreductible o lo inverificable, sino por medio de lo públicamente accesible, lo inteligible. Y también es tarea filosófica, frente a fantasías visionarias, potenciar una forma de imaginación que brote de la razón humana y la prolongue, en lugar de caracterizarse por contradecirla con machacona hechicería. Parece más importante que nunca que se siga conservando hoy ese antagonismo crítico, cuando los medios de comunicación han multiplicado tanto el número de opinantes encallecidos. Por eso me resulta especialmente grave el retroceso del papel de la filosofía en los estudios de bachillerato, que antes o después puede llevar a su abolición académica ... Cuando protesté por esta marginación ante un respetable del nuevo plan de estudios, me repuso con toda candidez burocrática: Date cuenta, enseñar filosofía es cosa muy complicada. ¡Hay opiniones para todos los gustos! A veces siento cierto desánimo, que considero plenamente respetable.


Comentario del Texto “Opiniones Respetables”, de Fernando Savater

En su texto “Opiniones Respetables”, el filósofo español Fernando Savater muestra su incomodidad ante la abundancia de opiniones sin sustento. Frente a esta situación que el autor postula como problema, Savater formula una hipótesis: quizá la gente opine espontáneamente y sin contención porque piensa que cualquier opinión es respetable.
Enseguida, comienza a funcionar en el texto la ironía: el autor se burla de esta manera de pensar y propone una tesis que contrasta con la hipótesis que presentó en un principio. Para Savater, nada hay menos respetable que una opinión: las opiniones para él son aquello que puede y debe ser discutido. Para apoyar su tesis, el filósofo recurre a, al menos, un razonamiento lógico: razona que si las opiniones no pueden ser discutidas, entonces dejarían de serlo para convertirse en axiomas o dogmas. Además, tratando de delimitar aún más lo significa discutir una opinión, recurre a la definición de este último término (discusión), para dejar bien claro que no se trata de un vano intercambio de pareceres.

Lo que se señaló anteriormente ocupa el espacio correspondiente al primer párrafo del texto: párrafo introductorio, en el cual el autor plantea el problema de las opiniones y sugiere el contraste entre dos maneras de pensar el papel de la opinión. Lo que sigue –párrafos 2,3 y4- es el desarrollo de este contraste, a través de una serie de ejemplos que muestran de forma concreta lo que el autor llamará “el uso impecable de la opinión” y “el uso infecto” o “espurio” de ésta. Sin embargo estos ejemplos no aparecen solos, la ironía como herramienta desmitificadora o cuestionadora le servirá al autor para criticar de forma sutil, a través de un lenguaje culto, el uso de la opinión como idea espontánea e incuestionable. Por ejemplo, presenta el caso de un programa televisivo en donde un físico argumentaba contra un grupo de farsante que sostenían –y he aquí la ironía que recorre todo el texto- su “respetable” opinión.

Pero Savater no se queda sólo en la presentación del problema y en el ataque a un uso particular de la opinión. El autor va más allá y, en el último párrafo del texto –a manera de conclusión-, postula una solución al problema: habría que retomar la enseñanza de la filosofía como instrumento que permite razonar correctamente y construir opiniones verdaderamente respetables.

Es lógico pensar que esta es la solución que ofrecería un filósofo al analizar un problema como éste. En todo caso, Savater está tratando de llegar, a través de la prensa –se debe recordar que el texto fue publicado en “El País”-, tanto a aquellas personas que usan mal su opinión, como a aquéllas que pueden hacer algo por educar a quines opinan sin fundamento. Pareciera que, en definitiva, la intención del autor fuera doble: persuadir y enseñar.

martes, 19 de enero de 2010

Análisis y Síntesis

EL ANÁLISIS Y LA SÍNTESIS

Definición: analizar consiste en descomponer un objeto de estudio para desentrañar sus elementos constituyentes. Ahora bien, esta descomposición de lo que se quiere estudiar no se hace a la ligera: todo análisis parte de un punto de vista que es necesario explicar y tener muy claro. Por ejemplo: se puede analizar un cuadro desde el punto de vista de las formas que lo componen o desde el punto de vista histórico; también se puede analizar un país desde los puntos de vista geográfico, social, histórico, etc.; es decir que todo aquello que esté conformado por diversos elementos es susceptible de ser analizado, pero el resultado de ese análisis cambiará según el punto de vista que se elija.
Por último, todo análisis viene acompañado de una síntesis o conclusión que puede funcionar de diversas maneras:
Pude ser la explicación de la relación entre los datos que se obtienen del análisis y el punto de vista elegido para analizar.
Puede ser, a parte de lo anterior, la formulación de una tesis (opinión argumentada) que se sostiene en los datos producto del análisis.

Sinónimos de analizar: descomponer, discriminar, dividir, discernir, desentrañar.

Usos del análisis: es una habilidad o competencia que se usa no sólo en cualquier área del conocimiento, sino también en la vida diaria. En el ámbito escolar es de uso común en todas las materias. En algunos casos los análisis que se piden son completos (formular punto de vista, seleccionar datos y establecer conclusiones); en otros, los profesores suministran los datos o facilitan los datos y el punto de vista. Algunos ejemplos de esto: a. En Física cuando el docente formula un problema, realmente lo que hace es presentar un objeto de estudio que se debe descomponer (se desentrañan los datos) desde un punto de vista particular (fórmula) para llegar a una conclusión (resultado); b. En Geografía cuando el docente presenta un cuadro estadístico que muestra la cantidad de habitantes por zonas en un país o una región y pide analizar estos datos, lo que nos pide es explicar brevemente algunos conceptos propios de la materia (población urbana, población rural, centro poblado…) que conforman el punto de vista para establecer conclusiones sobre los datos que nos presentó; c. También analizamos cuando en una evaluación de Educación Artística se nos pide explicar una obra: en este caso, a partir de conceptos como el de ritmo, contraste, perspectiva, etc. y de algunos datos históricos podemos llegar a conclusiones sobre la época en que fue elaborada la obra o el movimiento al que pertenece.


Pasos para la escritura del análisis:
El primer paso para la escritura del análisis –como para la escritura de cualquier texto- es pensar y planificar. Pensar en este caso significa hacerse preguntas del tipo: ¿A QUÉ ÁREA DEL CONOCIMIENTO PERTENECE LO QUE DEBO ANALIZAR? ¿CUÁLES SON LOS CONCEPTOS BÁSICOS QUE DEBO MANEJAR PARA LOGRAR EXPLICAR ESTE OBJETO DE ESTUDIO? ¿QUÉ TIPO DE ANÁLISIS ME PIDEN? ¿EL DOCENTE ME SUMINISTRÓ LOS DATOS Y EL PUNTO DE VISTA? ¿ES UN ANÁLISIS MÁS COMPLEJO Y DEBO YO ESTABLECER EL PUNTO DE VISTA Y DESENTRAÑAR LOS DATOS? Planificar tiene que ver con ordenar de forma esquemática las repuestas a estas preguntas.

El segundo paso es, por supuesto, escribir tu análisis. Para ello debes ser coherente, ordenado y conciso (no divagues). Organiza tu texto siguiendo una estructura básica de introducción, desarrollo y conclusión. En cada una de estas partes puedes ubicar, respectivamente: 1° la explicación de los conceptos o ideas que conforman el punto de vista de tu análisis, 2° los datos que se desprenden de tu análisis y la explicación de la relación que tienen con tu punto de vista, 3° la opinión argumentada (tesis) que se sostiene en tu análisis.

El tercer paso para la escritura es la revisión: lee lo que escribiste y pregúntate si está correctamente escrito (ortografía, redacción) y si tu mensaje es lo suficientemente claro como para ser entendido por cualquiera que tenga un conocimiento mínimo del tema. REESCRÍBELO TODO SI ES NECESARIO.

El Comentario Explicativo

EL COMENTARIO EXPLICATIVO DE TEXTOS
ARGUMENTATIVOS O EXPOSITIVOS

¿Qué es? Es una estrategia de comprensión lectora. Sirve para hacerse una idea global de la manera en que se relacionan el contenido y la forma de un texto.

¿Qué debemos entender por contenido? Por contenido entenderemos todas aquellas ideas significativas y relevantes que componen un texto. Esto implica que, previo al comentario, se deben determinar el tema del texto, la idea o planteamiento central del texto, y las ideas significativas, es decir, aquellas ideas que desarrollan el planteamiento central de forma directa. Cuando indagamos sobre el contenido lo que preguntamos es ¿QUÉ DICE EL AUTOR?

¿Qué debemos entender por forma? Por forma entenderemos la manera (la disposición estratégica) en que se relacionan las ideas significativas con el planteamiento central. Cuando indagamos sobre la forma lo que preguntamos es ¿CÓMO LO DICE EL AUTOR? ¿CON QUÉ ESTRATEGIAS? ¿A TRAVÉS DE QUÉ RELACIONES Y ESTRUCTURAS?

¿Cuáles son las estrategias más comunes? ¿Para qué sirven?
Definición: consiste en delimitar un concepto o una idea. Suele ser el punto de partida de una discusión o de un análisis.
Cita de autoridad: consiste en referir, a manera de paráfrasis o de forma textual, las palabras de un personaje que es considerado una autoridad en el tema que se desarrolla en el texto. Esta cita, siempre que sea explicada, pude servir para legitimar la opinión del autor del texto.
Razonamiento lógico: consiste en hacer evidente la causa o el origen de un pensamiento, idea u opinión. Sirve, precisamente, para razonar y fundamentar una opinión.
Ejemplificación: consiste en mostrar un caso concreto que ilustra o demuestra aquello que se ha afirmado previamente.
Dato/cifra/ estadística: consiste en hacer referencia a un estudio o dato numérico que sirve para darle carácter científico a un planteamiento.
Referencia (literaria, cinematográfica, a la cultura popular…): pueden servir como ejemplos o como muestras del sentido común.
Analogía: consiste en establecer una relación de similitud entre dos procesos o dos ideas, casi siempre con la finalidad de elaborar una conclusión o regla general que permita explicar ambos casos.
Contraste: consiste en establecer una relación de diferencia y oposición entre dos procesos o dos ideas, con la finalidad de resaltar el valor de una de las ideas sobre la otra.
Reformulación: consiste en replantear una idea con nuevas palabras. Funciona como estrategia de síntesis y permite incorporar nuevos matices a un planteamiento inicial.
Ironía: consiste en dar a entender todo lo contrario de lo que se expresa. La función de la ironía es deslegitimar una posición que es considerada inválida por el autor.
Pregunta retórica: consiste en formular una pregunta que no espera respuesta bien sea porque a. la respuesta es evidente; b. lo que pretende es generar una reflexión; c. la pregunta encierra una afirmación.
Concesión: consiste en aceptar parcialmente una idea que no es del todo compartida por el autor. Funciona, sobre todo, en texto en donde se plantean ideas contrapuestas que se logran conciliar en una sola tesis.
Contraargumentación: consiste en construir argumentos que permitan rebatir las posibles objeciones a una idea planteada por el autor. Sirve como estrategia generadora de discusión en texto que desarrollan temas polémicos.

¿Qué otros aspectos formales o estructurales hay que tener en cuenta?
La situación comunicativa (pragmática del texto). Esto se refiere a la respuesta de las preguntas 1 ° ¿quién enuncia el mensaje? , 2° ¿qué lenguaje utiliza el autor?, 3° ¿para quién está dirigido el texto? Todas las respuestas a estas preguntas son útiles sólo si permiten establecer una relación con el contenido del texto.

La macroestructura u organización global del texto. Se refiere al tipo de coherencia global que existe entre las ideas del texto. Entre las diversas estructuras o maneras de organización se encuentran las siguientes: a. problema-solución; b. tesis-argumentos; c. tesis- argumentos-contraargumentos- síntesis (nueva tesis); etc.

LA FORMA Y EL CONTENIDO SE PRESENTAN JUNTOS EN EL TEXTO. SEPARARLOS Y MOSTRAR SU RELACIÓN ES HACER UN COMENTARIO EXPLICATIVO.